En Hamen (Mushroom Pillow, 2016) estamos en el límite entre el underground y el indie. Pero luego te viene un temazo tan potente como Key y se te quita toda la tontería de un bofetón.
Y es que de Bilbao tenían que ser, que se dice, o no, pero que son de a dieciocho kilómetros, Munguía, estos chicos de Belako que con Hamen han hecho un trabajo tan personal que van a tener muy difícil de replicar en años posteriores.
Se mueven entre el rock de los 90’ y la electrónica, pero resulta difícil catalogarlos, que no definirlos. Hacen música elegante, rica en influencias y con una voz propia muy marcada. Es cierto que algunos temas se hacen largos, que podían haber cortado antes, pero a uno le gustan las melodías que se repiten con intensidad hacia arriba, y esa parte oscura, de cierta nostalgia que esconden tras una voz indolente.
Hay decadencia. Hamen está plagado de delicias como Track Sei, como la exquisita Mum o como esa loca versión del Sinnerman de Nina Simone.
Belako lo van a petar. En todos los festivales a los que vayan. Programados de madrugada y con una pequeña esencia a lo Crystal Fighters. De eso estoy seguro. Pero antes de que eso suceda, ya han puesto en la calle un disco tremendo y delicado, con una producción propia de las bandas extranjeras, y que los pone de cara para convertirse en una de las referencias del indie internacional en los próximos años.