Hay un lado auténtico en la electrónica pachanguera. Y se necesita mucho pop sintético. Entonces uno se pone en los cuarenta principales del underground. Porque esto no llega a la masa. ¿Y eso es malo? No. No hay nada bueno ni malo. También está Bravo Fisher! Hay lo que es. Y Amatria es todas las reminiscencias ochenteras y noventeras, para aquellos que fueron a eso de la EGB, en un puto y jodido disco divertido y hedonista.
El Golpe es temazo de Gabana y de a catorce pavos la copa. Pero también es paradigma de lo actual, de una sesión épica de algún dj que quiera despuntar con algo diferente, de calidad y elegante.
Amatria devuelve a los treintañeros añejos a una adolescencia en la que lo fundamental era la inocencia del botellón en los bajos de Moncloa. Ni pop ni dance. Si no todo lo contrario. Y es que eso fueron los noventa. Igual que hoy es el orfidal de los adultos de ahora. Y Amatria lo borda. Dentro de la industria, dentro de la paleta underground, mientras despliega su magisterio pop.
Y encima revisa a Los Planetas en La Copa de Europa, sonando más moderno que ellos y sublimemente tristes.
Música de baile. Pelín tristona. Pelín nostálgica.